Niña Bonita
A la que todos tenemos, tuvimos y tendremos....
El ruido del portón al cerrase se hizo sentir en toda la calle, Juanito partía su viaje hacia el colegio. No obstante no era una caminata común y corriente, todos los días anteriores de su existencia estudiantil, 2.459, había caminado solo y sin preocupaciones, paso por paso, transcurriendo tranquilamente por las desgastadas veredas de Constitución. Hoy era diferente, el día anterior se le había visto caminando con una bella adolescente en su camino de vuelta a casa, a la que gentilmente dejo en el umbral de su hogar, ahora junto a los rayos del sol de la mañana primaveral, Juanito, se preparaba para pasar a buscar a su nueva amiga.
Como todo joven imberbe los nervios y la incertidumbre lo invadían como los bárbaros al antiguo imperio romano. Aun así se lleno de confianza, como pocos, y comenzó a caminar. La joven que le producía mariposas en el estomago era bella como un ángel, de rasgos finos, cabello negro, piel blanca y ojos negros como río de noche. Por su puesto el todavía no se percataba de todos estos sublimes detalles, a él únicamente le parecía bonita y simpática. Después de caminar los primeros 40 pasos, 687 baldosas y 5793 cubitos de baldosa, se encontró con el kiosco de la esquina donde un viejo gordo y barbudo atendía diaria y religiosamente su microempresa desde las 6 de la mañana. Acostumbrado a leer los titulares, como su padre lo hacia religiosamente todas las mañanas cuando lo sacaba a pasear por las mañanas del Sábado. La mayoría de ellos eran farándula y grandes traseros de modelos de baja calidad semi desnudas, pero solo un par le llamaron la atención, “A combos en Valparaíso” y “Nace gato cíclope que parece mono”. El primero porque le recordó a su padre, quien siempre contaba que el era de Valparaíso y el segundo por la mera coincidencia del gato cíclope con pinta de mono.
Durante la próxima cuadra se quedo pensando en su padre, caminó con lentitud debido a que sus pensamientos iban por los cielos. Se dio cuanta que no era hora de pensar en su padre, sino que en su amiga, de la que ya no se encontraba lejos. Acelero el paso y llego presuroso a la casa de Violeta, así se llamaba, tocó la puerta, espero 37 segundos hasta cuando abrió una señora en pijamas, gorda como una pelota de playa y fea como un lobo marino.
-hola- dijo Juanito- ¿esta Violeta?-.
-Si, sale al tiro- respondió con un tono duro. Después de pronunciar estas palabras, pegó un grito estruendoso- ¡Apúrate ,que te están esperando!-.
Esperó 20 segundos, luego estuvo junto su niña bonita. Comenzaron a caminar, mirando el piso, con una amplia sonrisa en la cara. Ambos cómplices de su felicidad estaban al punto de la risa. Juanito, poco acostumbrado a la situación, le pregunto:
-¿Cómo estas?-
-Bien – fue la rápida respuesta.
-¿Quién era la señora que estaba en la puerta?- nuevamente pregunto Juanito
-Mi tía, vive con nosotros desde hace como 3 años, después que se murió mi tío- balbuceo, acompañando la frase con una mirada directa a los ojos de Juanito, esta, por supuesto, no tenia nada que ver con el significado de las palabras emitidas, puesto que no tenían importancia. Lo importante de la mirada radicaba en como le llegó a nuestro protagonista.
Sus inexpertos ojos negros se posaron sobre la nerviosa mirada de Juanito, sin tener tiempo para pensar se vio sumergido en la pura y virgen oscuridad de las pupilas que lo miraban, sin poder moverse, sintió el regocijo del alma subiendo por su estomago, como lo recorría de arriba abajo y para su agrado no podía detenerlo. Como si fuera poco, salió el complemento preciso para la situación , una sonrisa. Una hermosa e inmaculada sonrisa se formo en los labios rosa de su blanca y redonda cara, como si esta fuera la única sonrisa que tenia, la única y la mejor, la que de verdad es pura y magnificente, la que traspasa la felicidad y euforia que acumula el cuerpo. No la sonrisa que uno regala cuando te dicen gracias, no la que das cuando te hacen reír, ni menos la sonrisa que uno le da a sus padres cuando los saluda. Violeta le había entregado una pequeña joya de aquellas que solo las mujeres como ella guardan en un cofre dentro de si.
Ante tan hermoso regalo Juanito hizo lo que todo hombre hace por impulso, le dio un beso en la mejilla, en la derecha para ser mas exactos. A sus cortos 10 años esto constituía lo extraño y desconocido que le había pasado, así mismo, lo mas bonito.
Hasta este momento Juanito sentía que era el mejor día de su vida, o por lo menos la mejor caminata rumbo al colegio, todo esto tomando en cuenta que eran únicamente las 7:35:48 de la mañana. Por lo mismo, la hora, debían proseguir la caminata, la hora de entrada al colegio estaba cerca y todavía quedaban 8 3/8 cuadras por caminar.
Al mismo tiempo miraron sus pies y luego el horizonte. Comenzaron a caminar nuevamente, al igual que antes, las sonrisas en sus caras eran cómplices de su felicidad, ahora cumplida y no potencial. Los primeros pasos fueron difíciles, debido a que lo recién sucedido los dejo atontados, mas de lo que puede estar un niño normal de 10 años. Después de aquellos difíciles 6 pasos, retomaron el ritmo normal del caminar infantil. Las mariposas no podían salir de su estomago, con eso las sentía como si fueran mas y mas. Trato de enunciar una frase sin importancia para continuar con la conversación, lo único que salió de él fue una leve risa. Ya no podía contenerlo mas, pero tampoco sabia que hacer con él, el beso ya se lo había dado, no tenía escapatoria alguna, tendría que quedarse con el regocijo dentro de el por un tiempo, por lo menos hasta que llegarán al colegio.
Pensando solamente en su niña bonita, la misma que tenía su lado, Juanito avanzo las siguientes 8 cuadras sin pronunciar una palabra, había quedado demostrado que aunque quisiera no podía decir una sola. Cruzaron la última calle de tierra y entraron a la manzana del colegio, en la esquina había un vendedor de diarios sin kiosco alguno, sus titulares eran diferentes a los del de su casa, estos mencionaban cosas diferentes, al parecer eran diarios de la capital. “ Baja el desempleo en un 0,09 %” y “Sufre el general(r)” eran los titulares, estaban tan lejos de lo que ahora pensaba.
Entraron por la puerta principal del colegio justo a la hora. Sin duda la caminata hasta el colegio mas feliz todas. La alegría no lo dejaba tranquilo, y el no quería que lo dejara tranquilo. Al verse frente a las salas de clases sus miradas se encontraron de nuevo, ahora, sin dejarle tiempo para inundarse con la belleza de sus ojos, Violeta le dio un beso en la mejilla y le dijo:
-Nos vemos de vuelta Juanito-
Le sonrió, se dio media vuelta y se fue caminando a sus sala. Dejando al niño mas feliz de la tierra parado junto a una puerta de sala de clases.